Es la hora de... Cully Hamner
El primer número de la nueva serie dedicada a Blue Beetle marca no sólo un antes y un después en la trayectoria de este personaje (que no disfrutaba de serie propia desde finales de los ochenta) sino que supone, por fin, la llegada del dibujante Cully Hamner a un título regular de importancia.
Ligado de manera importante a DC, tanto laboralmente como de modo sentimental –en un número de la serie regular de los Titanes de 1985 aparecía una carta suya en el correo de los lectores- Cully Hamner es uno de los actuales miembros de los Gaijin Studios, colectivo de dibujantes que ha tenido entre sus filas a luminarias como Adam Hughes, Tony Harris o Chris Sprouse y que actualmente forman el propio Hamner, Brian Steelfreeze y Karl Story.
Cully Hamner, nacido en 1969 en Huntsville, Alabama, lleva trabajando desde 1991 para diversas editoriales norteamericanas aunque, como comentaba antes, la mayor parte de su no especialmente abultada producción la ha realizado dentro de DC Comics. Tras sus dos páginas en el annual número 3 de Namor, que corrió a cargo de “Gaijin Studios & friends”, Cully abre fuego con Green Lantern: Mosaic, serie protagonizada por el Linterna Verde negro John Stewart en el que un dibujo primerizo revela ya algunas de las constantes de su trazo marcado y limpio. Pese a las maneras apuntadas, un par de peros: el baile de entintadores poco acertados (mención especial para Dan Panosian) y la incapacidad para mantener el ritmo en una colección mensual, dato este muy marca de la casa Gaijin. Hecho este que, en mi opinión ha sido el principal causante de que el dibujante, pese a su demostrada calidad, haya tardado en hacerse un hueco en la industria con acceso a proyectos de primera fila.
Ya en el 93, Cully cuenta con una nueva oportunidad para seguir creciendo como dibujante con la serie Firearm para la indie Malibu. Un título por el que siento cierta predilección y que disfrutó de un buen equipo creativo en gran parte de su corta vida. Con guiones de James Robinson y portadas de gente como George Pérez y Howard Chaykin, la serie representa perfectamente el injusto olvido al que se ha sometido a editoriales como Malibu, responsables de algún material de indudable calidad en una época en la que las dos grandes editoriales no estaban, en muchos casos, a la altura. Pese a no poder mantener el ritmo mensual, en Firearm Hamner va dando cuerpo a su estilo, ayudado, esta vez sí, por unos entintadores algo más benévolos. Un par de números de Silver Surfer, 84 y 85, suponen lo más reseñable publicado por el dibujante ese año.
Unos años de actividad muy dispersa (un fill-in, el 50 de Green Lantern, y cosas así) y llega 1998, año en el que Cully se encarga de tres de los cuatro números de una más que interesante saga de Daredevil, la comprendida entre el 376 y 379 de la antigua colección regular, que se encontraba en plena decadencia por aquella época. En esta trepidante historia de amnesia y espionaje ambientada en Europa, con un sorprendente (por bueno) guión de Scott Lobdell podemos ver cómo el dibujante ha conformado de manera definitiva su actual modo de dibujar, de trazo robusto y anguloso pero nítido, con una excelente intuición en lo referente a la planificación de páginas y el desarrollo narrativo de la historia. Cully se convierte, de manera definitiva, en un autor completo con un estilo propio y diferenciable. El año lo completan un fill-in para Uncanny X-Men, el 352, y su participación en el Green Lantern Secret Files. De hecho, su presencia en especiales y antologías de diverso pelaje se repiten a lo largo de los años, igual que sus portadas dispersas aquí y allá: Day of Vengeance Secret Files, DC One Million 80 Page Giant (presentando al nuevo Atom, con guión de Grant Morrison), Desperado Primer, la reciente resurrección de Negative Burn, Superman Metropolis Secret Files, Wildstorm Summer Special… Tambén más fill-ins, antes de que acabe el siglo 20, el número 8 de Captain America, Sentinel of Liberty.
Acaba el siglo y tras nada más y nada menos que nueve años dibujando, empieza a abrirse la década más productiva para el dibujante y, sin duda, la que más éxitos y alegrías le ha traído. Un par de números sueltos aquí y allá, el 14 de Titans y el 5 de Gen-Active y el annual 2000 de Authority, inédito en nuestro país y en el que apunta muy alto, con una seguridad que empieza a augurar que lo mejor está por llegar.
A partir de ahí, un par de años de transición, en los que se suceden pequeñas participaciones aquí y allá, en el 400 de Uncanny X-Men, en la renacida Weird Western Tales, hasta la publicación, en 2003, de dos de sus proyectos más extensos e importantes: Red y Batman: Tenses.
Red supone ponerse al servicio de Warren Ellis para contar una historia de acción, tiros y sangre de esas que tanto gusta de sacarse de la manga el guionista británico. Hamner cumple con creces y consigue un resultado soberbio en esta miniserie de tres episodios. El tempo de la serie demuestra lo cómodo que se encuentra el de Alabama coreografiando escenas de acción y secuencias de ritmo trepidante y lo bien que le sienta entintarse a si mismo. Y de una obra importante, a otra. Con Joe Casey a los guiones, Cully se encarga de una miniserie en dos tomos prestigio protagonizada por el Hombre Murciélago. En Batman: Tenses nos encontramos a un Batman en su primer año en las calles, un personaje con la lucha entre el hombre y el héroe más presente que nunca, que se enfrenta a un atípico enemigo. Igual que en Red, Hamner demuestra su buen hacer holgadamente. Llama la atención especialmente su capacidad resolutiva a la hora de “contar” sin necesidad de diálogos, uno de los puntos fuertes del autor.
Un año cargadito que deja lugar a proyectos de amiguetes como The Ride y los fill-ins de rigor, esta vez en Action Comics o Spider-Man Unlimited (que ha hecho que muchos le consideren uno de los dibujantes que mejor da vida al Trepamuros). Entre finales de 2005 y principios de este año, Cully se encarga de otro proyecto de pistolas y malotes escrito por Warren Ellis, Down, tras un primer número de su ex compañero Tony Harris. Y con ello, llegamos a su actual encargo, Blue Beetle. Sumergida en pleno universo Infinite Crisis, al dibujante le toca lidiar con la nueva encarnación de este clásico superhéroe, con rediseño de traje incluido. Por lo pronto, el primer número ha sido todo un éxito de ventas, agotándose la primera edición, y lo visto del segundo promete. Hamner no dibujará el número tres de la serie por culpa de su trabajo en Down, pero todo apunta a que se mantendrá en la serie una temporada, lo que sin duda sólo le puede traer cosas buenas.